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Solo el 14% de los argentinos accede a cuidados paliativos

La doctora María de los Ángeles Minatel, jefa del Sector de Cuidados Paliativos del Hospital Baldomero Sommer dialogó con Télam sobre el abordaje de este servicio y del trabajo llevado a cabo en la institución a lo largo de los años.

La accesibilidad a los Cuidados Paliativos (CP) mejoró en los últimos años, pero aún «es una deuda pendiente» ya que en nuestro país solo el 14% de la población accede a este servicio, aseguró María de los Ángeles Minatel, jefa del Sector de Cuidados Paliativos del Hospital Baldomero Sommer -el último leprosario que queda en el país- ubicado en General Rodríguez, a 25 km de Luján.

La Unidad de Cuidados Paliativos, que lidera Minatel celebrará, este 15 de octubre, sus primeros 20 años.

«Aún queda mucho por hacer», dijo la médica paliativista al señalar que «si bien este servicio, que aborda las necesidades de las personas en el final de la vida, está incluido en el Programa Médico Obligatorio, existen únicamente 400 equipos que lo brindan en todo el país. Muchos más que los 100 que existían hace 20 años atrás, pero aún insuficientes», subrayó.

Minatel, que acompaña la vida de esta Unidad de Cuidados Paliativos del hospital Sommer desde sus inicios -se creó en 2001 por una resolución del Ministerio de Salud y el Programa Argentino de Medicina paliativa de la Fundación Femeba- recordó a Télam que «en ese momento había muy pocos servicios de CP».

«Comenzamos dos médicas y dos enfermeras, y al principio hacíamos consultorio e interconsultas. Luego se fueron sumando más profesionales y pronto comenzamos con el servicio de internación específica, algo que en ese momento sólo existía en el Hospital Tornú de Buenos Aires», relató la jefa del sector.

Actualmente, el equipo cuenta con 6 médicos más de 20 enfermeros, 3 psicólogos, 1 nutricionista, 1 terapista ocupacional, 1 trabajadora social y 1 administrativo, y aseguran haber visto pasar por su Unidad más de 3 mil pacientes a lo largo de estos 20 años.

Cuentan con unas 12 camas para internación específica, que durante la pandemia se vieron obligados a achicarlas a 8, dependiendo de la cantidad de habitaciones disponibles.

Un recorrido por los recuerdos

Minatel compartió con Télam recuerdos y anécdotas de estos 20 años compartidos entre pacientes, familias y equipo interdisciplinario: «Un camino de mucho aprendizaje», recalcó.

«El hospital, ubicado en un ámbito semi rural, ofrece un espacio verde y la posibilidad de estar al aire libre, salimos con las camas al sol, tenemos una huerta, mascotas y dejamos que los pacientes traigan las suyas. Uno trajo un pajarito, otro un perrito, para que puedan estar con ellos y sentirse acompañados» contó la médica.

Minatel sigue evocando hechos que quedaron grabados en la historia del Servicio, como el emotivo caso de Nahuel, un joven que pasó con ellos sus últimos días y pidió que sus cenizas quedaran ahí con ellos.

La foto de un pino que crece donde están las cenizas de Nahuel cuelga en una de las paredes de la Unidad como recuerdo de él.

«Muchas veces, acotó la paliativista, es una elección de ellos quedarse con nosotros Y para nosotros es un honor y un orgullo poder acompañarlos porque aprendemos mucho de ellos».

Otro paciente dejó como legado una biblioteca pintada y armada con cajones de fruta reciclados.

«Hoy se llama Biblioteca Diego Martilotta, dijo la doctora que luce junto a otros tantos recuerdos como «pinturas, plantas, dibujos» dejados por pacientes y familias «que eligieron transitar este camino tan difícil que tiene ver con el fin de la vida o el de enfermedades complejas, acompañados, en este servicio del hospital», precisó.

Minatel, también directora ejecutiva de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos (AAMyCP), reveló a Télam que «los cuidados paliativos fueron evolucionando mucho desde aquellos primeros años en los que se consideraban los CP únicamente para enfermedades avanzadas y con un promedio de vida de 6 meses, o un año máximo».

La médica explicó que «actualmente la definición tiene que ver más con enfermedades graves y/o crónicas progresivas, incurables con un pronóstico de vida limitado. De ahí que hoy se reciben pacientes de estadios más tempranos de una enfermedad para permitir un mejor abordaje desde la disciplina».

«El objetivo siempre es el mismo: mejorar la calidad de vida, aliviar el sufrimiento, prevenir síntomas y tratar a la personas desde todos los aspectos: físico, psicológico, religioso y social», explicó.

Si bien la directora ejecutiva de la AAMyCP reconoce que el Estado apoya algunos aspectos de los CP, todavía falta una Ley Nacional que permita un marco legal en esta disciplina.

Una ley que ya tiene media sanción del Senado y que «esperamos que pronto se pueda tratar en Diputados, y que realmente sea Ley», dijo Minatel, y destacó: «Una ley amplia que mejora los derechos y la accesibilidad de los pacientes y a la vez también mejora la necesidad de educación en CP de profesionales y equipos de salud».

Fuente
Telam