Perú vuelve a confinar y teme por su economía
Los diez millones de habitantes de Lima iniciaron ayer una cuarentena obligatoria destinada a contener la segunda ola del covid-19, que ha contagiado a 120.000 peruanos este mes.
El confinamiento, que se extenderá hasta el 14 de febrero, abarca también a la ciudad portuaria del Callao, contigua a la capital, y a otras ocho regiones de la costa, la sierra y la selva amazónica que han sufrido, desde diciembre, el mayor impacto de la segunda ola de la pandemia.
“La ciudadanía ha respondido a la cuarentena. Van a ser quince días duros para algunas personas”, declaró el ministro del Interior, José Elice, al canal Latina, al hacer un balance de las primeras horas del confinamiento.
Por las calles limeñas solo circulaban ayer colectivos y taxis ya que los vehículos particulares necesitan autorización. Sin embargo, había peatones, dado que está permitido que la gente salga una hora por día a comprar alimentos o a hacer ejercicio.
La cuarentena -que se suma al toque de queda nocturno vigente desde marzo del año pasado- obliga a permanecer en sus hogares a la mitad de los 33 millones de peruanos, en un intento de contener los contagios, que vienen aumentando sin pausa desde la última semana de diciembre tras haber descendido paulatinamente desde agosto.
Entre marzo y junio, Perú había vivido una rígida cuarentena nacional de más de cien días que virtualmente paralizó la economía y sumió en la recesión al país, en el que el 70% de los trabajadores son informales.
“La reducción de la actividad económica (durante el nuevo confinamiento) disminuirá el crecimiento”, admitió ayer el presidente interino, Francisco Sagasti, en un mensaje por televisión.
“Para compensar, el Gobierno distribuirá un bono de 600 soles (165 dólares) a 4,2 millones de hogares”, anunció.
En las regiones confinadas siguen funcionando el transporte público, la construcción, la minería, la banca y el comercio de bienes esenciales, como farmacias y mercados.