«Los poderes fácticos le temen al gobierno de Arévalo»: lo que se juega Guatemala en las urnas

El candidato presidencial por el Movimiento Semilla parte como favorito de cara a la segunda vuelta del 20 de agosto.

Era abril de 2015 y Guatemala vivía un momento bisagra en su historia contemporánea, cuando una entidad judicial creada por un acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desveló que el entonces presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) lideraba una red de corrupción. Ahora cumple una sentencia por eso.

El ente que lo propaló era la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que junto al Ministerio Público, investigó a más de 1.540 personas, identificó más de 70 estructuras criminales complejas y llevó a juicio más de 120 casos de suma trascendencia.

Ese año la indignación fue tal que se produjeron una serie de manifestaciones en contra de la clase política y en respaldo a la CICIG. La gente exigía cambios. Sin embargo, el resultado fue el contrario.

Con la renuncia de Pérez Molina y tras el interinato de Alejandro Maldonado (2015-2016), el evangélico Jimmy Morales asumió la presidencia (2016-2020). El político se encargó de desmontar la CICIG hasta que logró su salida del país. Hubo cambio de fiscal general, así que las indagaciones quedaron en nada. No obstante, ese año nació una simiente.
El Movimiento Semilla

En julio de 2017, el Movimiento Semilla fue registrado en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), aunque comenzó a gestarse antes, cuando el grupo promotor se erigió a finales de 2015 en respuesta a las protestas sociales que sacudieron la nación centroamericana.

El partido revelación, del que ahora hablan decenas de medios en el mundo, llamó la atención luego de que en la primera vuelta del pasado 25 de junio logró acceder al balotaje presidencial.

La ex primera dama Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), obtuvo el 15 % de los apoyos, mientras que Bernardo Arévalo, líder del Movimiento Semilla, se quedó con el 11 %.
«Voto de desprecio»

Por encima de ambos postulantes, los votos nulos contabilizados por el TSE representaron el 17 %. «Es el repudio contra el proceso electoral», afirmó la doctora Jeraldine del Cid, profesora investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en México.

En entrevista con RT, la experta guatemalteca explicó que los sufragios nulos representan «un voto de desprecio, una manifestación de no estar de acuerdo con ninguna de las opciones».

Mientras que el sufragio por Arévalo «se lee como una decisión de un electorado que empieza a cambiar, que está claramente definido en contra de la corrupción, que está cansado de la política tradicional», apuntó la especialista.

«Arévalo representa una opción ajena a la política tradicional y al pacto de corruptos», añadió Del Cid.
Corruptela

El «pacto de corruptos», como lo llaman en Guatemala, es una catalogación emanada tras los informes de la CICIG. «Fue muy evidente cómo existían distintos grupos de poder que mantenían algo a lo que hemos denominado un Estado cooptado», explicó Del Cid.

En ese sentido, para muchos analistas se entiende el accionar de la Fiscalía en contra del Movimiento Semilla y de Arévalo tras los comicios generales, que mantuvo en incertidumbre al país latinoamericano.