La agonía del mayor humedal de España: Doñana alerta a un país al borde de la desertificación
La sobreexplotación hídrica en la agricultura, la falta de lluvias, el aumento de la temperatura y los recurrentes incendios ponen en riesgo el acceso al agua.
El cambio climático está haciendo mella particularmente en España. Los veranos cada vez son más largos y calurosos, las precipitaciones escasean, las sequías son más persistentes y las temporadas de incendios más tempranas y prolongadas.
El panorama actual deja constancia de que la principal preocupación es la gestión de agua en un país con restricciones periódicas del recurso en algunas regiones, con la agricultura de regadío como principal motor económico y la construcción como actor clave que tira del PIB.
De hecho, la gestión de este recurso, unida a la protección medioambiental de un ecosistema único en Europa, el Parque Natural de Doñana, se encuentran en el centro de una de las polémicas políticas más importantes de los últimos meses, con un Gobierno regional, el de Andalucía, enrocado en la aprobación de una norma que critican la oposición, los ecologistas, los científicos y la propia Unión Europea, que ha llegado a amenazar con la imposición de sanciones económicas.
Doñana: de símbolo de biodiversidad a símbolo de la amenaza
El Parque Nacional de Doñana alberga una biodiversidad única en Europa, con un conjunto de ecosistemas entre los que destacan las marismas, donde crían y se reproducen miles de aves europeas y africanas. Además, es el hogar de especies únicas, algunas de ellas en peligro de extinción, como el águila imperial ibérica o el lince ibérico.
Enclavado entre las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz, y catalogado como Patrimonio de la Humanidad, sus 122.487 hectáreas –que comprenden 54.251 de parque nacional y 68.236 de parque natural– se encuentran rodeadas de zonas de aprovechamiento agrícola por regadío.
La joya de la corona de la biodiversidad en España se encuentra en estado crítico y los expertos lanzaron la voz de alarma, por enésima vez, la semana pasada. El director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla, fue contundente durante su intervención en el pleno extraordinario del Consejo de Participación de Doñana.
El 59 % de las lagunas de mayor tamaño no se han inundado al menos desde 2013. El 80 % se secaron antes de lo esperado y el 84 % tuvo un área de inundación menor a lo previsto, de acuerdo a los parámetros de temperatura y precipitaciones, según el último estudio de la revista científica Science of the Total Environment.
El estudio deja claro que el equilibrio natural de las lagunas se ha visto afectado por la actividad humana, como la extensión de las áreas cultivadas; la superficie construida en la urbanización de lujo de Matalascañas, enclavada en el espacio natural; la escasa distancia a las estaciones de bombeo de esa urbanización; así como el funcionamiento de su campo de golf.
El 19 % de las lagunas analizadas en el estudio ya han desaparecido por completo, algo que sucede cuando la sucesión de años sin inundación aumenta y son colonizadas por vegetación terrestre. Otro 19 % están parcialmente invadidas y solo el 10 % se encuentran en buen estado.
Las tres lagunas que eran permanentes han dejado de serlo. En el caso de la de Santa Olalla, la mayor de ellas, registró una situación extrema el pasado verano.