Vive en el Departamento San Justo y está internada en el Hospital Iturraspe desde el jueves. En Santa Fe, el vector del virus es el ratón colilargo que es habitual en las zonas rurales y de islas.
Desde el jueves está internada en el Hospital Iturraspe una mujer de unos 30 años por un caso sospechoso de hantavirus, la enfermedad que transmiten los ratones colilargos que viven en las zonas rurales y de islas. «Se decidió trasladarla a la Terapia Intensiva del hospital, pero su cuadro es estable y evoluciona bien», aseguró el Dr. Francisco Villano, director del Hospital Iturraspe, en diálogo con Aire Digital.
En un primer momento se sospechó que la paciente se había contagiado de leptospirosis, porque proviene del Departamento San Justo que se anegó en muchas zonas con las lluvias de las últimas semanas. Además, tenía un cuadro febril, con afectación renal, hepática y algunas dificultades respiratorias.
«Pero la serología para leptospirosis dio negativa y, en cambio, la primera prueba para hanta fue positiva. Por eso se considera un caso sospechoso», explicó Villano. Para confirmar que sea hantavirus hay que realizar más análisis, ya que son frecuentes los casos de falso positivo, advirtió el director del Iturraspe.
Villano adelantó que se van a enviar muestras al Instituto Coni y probablemente al Laboratorio Central de Santa Fe. Si es necesario realizar un estudio virológico más complejo hay que recurrir a los expertos del Instituto Malbrán.
En la provincia de Santa Fe hay entre 10 y 15 casos de hantavirus cada año, sobre todo entre personas que viven en el campo y en las islas. La cepa viral que se encuentra en esta región (Lechiguana) es distinta de la que ha provocado brotes en la Patagonia, que se llama Andes Sur.
Las personas se contagian hantavirus al respirar las partículas secas de orina y heces infectadas con el virus que dejan los ratones. Es muy frecuente que esas partículas se levanten al barrer y limpiar esa zona. El virus, además, se puede contagiar cuando hay contacto directo con la orina, las heces y la saliva de los ratones -también con mordeduras- y a partir de la contaminación de alimentos y el agua con orina y heces.
En el brote de Epuyén (34 casos confirmados y 11 muertos), que comenzó en noviembre de 2018, la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis) “Dr. Carlos Malbrán” confirmó la transmisión persona a persona, pero no se han dado brotes de este tipo en Santa Fe. Por eso, los pacientes se suelen aislar en los hospitales.
Medidas de prevención
En 2018, cuando fue el brote en Epuyén, el Ministerio de Salud de Santa Fe recordó que todos los roedores portadores de hantavirus son animales silvestres, habitantes de áreas de vegetación arbustiva y rastrera, que pueden invadir el entorno de las viviendas y locales deshabitados.
“Para prevenir esta enfermedad no existen vacunas. Lo importante es mantener la vivienda y sus cercanías en condiciones de higiene, con el pasto corto, libre de residuos o elementos en desuso”, advirtió la cartera sanitaria.
Es importante antes de radicarse en una casa no habitada abrirla y ventilarla al menos una hora e inspeccionar si hay roedores. Al limpiar es importante utilizar guantes de goma gruesos (hay que lavarlos, aún puestos, en una solución con detergente y otra con desinfectante al dejar de usarlos).
Es clave humedecer con bastante agua antes de barrer y limpiar con paño humedecido con solución clorada, superficies, artefactos y muebles.
Las personas que acampan deben examinar el sitio que van a ocupar por si existen excretas o madrigueras de ratones y evitar dormir cerca de apiladeros de madera o áreas de basura que puedan ser frecuentadas por roedores.
Fuente: La Opinión / Aire de Santa Fe