Internacionales

Barra da Tijuca, el barrio de Bolsonaro donde se repite que el «fraude electoral» ya empezó

«Si no gana, es fraude», repiten sus habitantes. No sólo es el lugar donde solía vivir el presidente Jair Bolsonaro antes de llegar al Gobierno en Brasil, sino también donde parece haber calado hondo su intento por sembrar desconfianza sobre la elección del domingo.

Barra da Tijuca, una de las zonas más privilegiadas de Río de Janeiro, conocida como el “Miami carioca”, no sólo es el barrio donde solía vivir el presidente Jair Bolsonaro antes de llegar al Gobierno en Brasil, sino también donde parece haber calado hondo su intento por sembrar desconfianza sobre la elección del domingo. «Si no gana, es fraude», repiten sus habitantes.

En Barra da Tijuca los vecinos no se miran entre sí, miran al mar. Desde los balcones terraza, donde cuelgan banderas de Brasil -por estos días símbolo del bolsonarismo- pueden saborear la sal marina cuando el viento les pega en la cara. La avenida Lucio Costa, de 20 kilómetros de largo, es todo lo que los separa del océano.

Algunos autos llevan en la luneta carteles con la cara del Presidente y el imperativo «vote 22», número que digitarán en la urna electrónica el domingo, aun cuando creen que podría haber fraude electoral.

De repetirse el domingo el resultado del 2 de octubre, cuando el líder del Partido de los Trabajadores (PT) Luiz Inácio Lula da Silva se impuso a nivel nacional por cinco puntos porcentuales sobre Bolsonaro, están dispuestos a desconocer el resultado.

De cualquier forma, el estado de Río de Janeiro -que sigue a San Pablo y Minas Gerais, en cantidad de electores-, se mantiene leal al Presidente.

Y, en la ciudad homónima, el barrio de «La Barra» es uno de los 15 en los que Bolsonaro superó el 55,5% de los votos y uno de los cinco primeros en votos absolutos. Lula apenas llegó al 37%.

Pero la victoria de Bolsonaro en el barrio de la zona oeste carioca también se puede medir por la penetración de su discurso sobre un supuesto fraude y su repudio al Poder Judicial.

«¿Cómo puede ser que (los resultados parciales) mostraban al Presidente allá arriba y de la nada Lula lo superó? Está probado, hubo fraude», dice a Télam una vecina que vive al lado del condominio donde está la casa de Bolsonaro.

No da su nombre, pero dice que tiene 68 años, es jubilada, trabajó en la estatal energética Petrobras y viene de familia de militares. «Si no nos roban, vamos a ganar», agrega, citando al Presidente.

A primera vista, no parece llevar una vida ostentosa pero, como el resto de los residentes, vive en los lujosos departamentos que están detrás de jardines frontales, fuentes de agua y palmeras, alejados por rejas y seguridad privada.

Cuando las barras metálicas se abren, se ve salir a los dueños del lugar con ropa deportiva y el torso descubierto, otros con tablas de surf y descalzos, incluso en ojotas y sunga para pasear a un pequeño perro un día de semana a las 10 de la mañana. El principal capital parece ser el tiempo libre.

«El TSE (Tribunal Superior Electoral) es corrupto y Alexandre De Moraes (su titular) es un pelado comunista. Nos están robando», agrega la vecina que charla con Christian, vendedor ambulante que instaló un puesto con merchandising de Bolsonaro en la puerta del condominio «Viviendas da Barra».

Entre este hombre negro de 48 años, que -en palabras suyas- es «nacido y criado en favela» y la mujer de «La Barra» hay algunos acuerdos. Ninguno de los dos se informa por medios tradicionales, solo por redes sociales y, para cada argumento, tienen un video de WhatsApp o YouTube que «prueba» sus argumentos.

Para insistir en que en La Argentina se comen perros, hay un video; que Bolsonaro no es homofóbico, hay video; que la elección del 2 de octubre fue un fraude, hay video.

Fuente
Telam