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“Quiero que se borre toda mancha de mi apellido, quiero el sobreseimiento”

Así lo dijo el bioquímico Alfredo Sadonio, quien fue injustamente imputado en la causa del homicidio del agenciero de turismo Hugo Oldani. Estuvo 10 días detenido en un pabellón de aislamiento de la cárcel de Las Flores. Sigue vinculando a la causa, y no le devolvieron elementos de trabajo que le secuestraron a la familia. Sostiene que los fiscales y el juez se equivocaron y no investigaron lo suficiente. Un testimonio crudo y a viva voz.

El agenciero de turismo Hugo Oldani, fue asesinado en la galería que su ubica su local comercial en febrero de 2020.

La investigación del caso despertó múltiples debates acerca de la tarea de la policía y los funcionarios judiciales que llevaban y llevan adelante esas diligencias.

En principio fueron detenidas tres personas: Juan Manuel Rufino (quien conducía el auto Toyota Corolla en el cual se trasladaba la banda), luego Brian Nahuel Damiani, y Cristian Bruno Figueroa (quien le disparó a Oldani). También hay una menor de edad detenida.

Uno de los imputados se acogió a la figura del arrepentido y efectuó una descripción del hecho, mediante la cual agregó dos datos claves: a él lo reclutó una persona llamada Andrés Kaipl, conocido como Andresito. Al local de Oldani, la tarde del homicidio, llegaron el imputado, Figueroa, Rufino y la menor. Kaipl esperaba al otro lado de la galería en su vehículo. Luego del homicidio huyeron todos al norte de la ciudad por avenida circunvalación, pararon en la zona del Abasto, donde vivía la mujer, ésta se cambió la ropa y se fueron todos a la casa de un primo de Rufino en el barrio Los Troncos.

El arrepentido también mencionó que la mañana previa al homicidio de Oldani tuvieron un contacto con alguien que definió como “el farmacéutico” en otro lugar del cual dio precisión de la ubicación.

Todos mantuvieron una charla con ese hombre al que el arrepentido describió como “morrudito, morochito y petisito”. Adujo que la recomendación de esa persona a la banda que perpetró el delito fue “vayan de parte del mono, digan que van a cambiar 12 millones de pesos, es muy cagón (por Oldani), no hace falta que lleven armas”.

Con toda esta información los pesquisas de la policía llegaron al nombre de Alfredo Manuel Sadonio, quien no es farmacéutico, sino que es bioquímico, y cuya esposa sí es farmacéutica. Sadonio fue detenido e imputado por una investigación que luego, al menos en lo que a él comprende se cayó como un castillo de naipes al viento.

Sadonio fue detenido en un pabellón de aislamiento de la cárcel de Las Flores, donde estuvo más de diez días en pésimas condiciones.

Días después, el arrepentido que había aportado datos a la investigación no lo reconoce como el hombre que habló con la banda. En este contexto, surge el interrogante de ¿quién es el sexto hombre de la banda que ahora está prófugo?

“No soy una persona mediática, sino que soy de bajo perfil, pero estoy acá porque se cometió conmigo una gran injusticia”, le dijo Sadonio al programa televisivo Apto para Todo Público.

“La causa Oldani para mí comienza el martes 29 de diciembre a las 20 cuando llegaba a mi casa después de haber llevado unas recetas de la farmacia al Colegio de Farmacéuticos, me sorprendió la aparición de una camioneta, me preguntaron el nombre, me esposaron y por la fuerza me metieron a la farmacia”, relató con detalle.

“No conozco a los imputados, conocí a uno en el penal, circunstancialmente, le dije que estaba por el crimen del empresario Oldani, me dijo que estaba por la misma causa y le dije que no lo conocía”, sostuvo.

“En base a una interpretación arbitraria sobre la descripción de la farmacia, la persona y ciertas pruebas telefónicas, me imputaron”, dijo.

“Supuestamente había un cruce de llamadas entre un teléfono perteneciente a mi esposa y uno perteneciente a la madre de Kaipl”, afirmó Sadoniopero ese elemento no está finalmente en la investigación.

“Hubo un allanamiento con un operativo cinematográfico, con policías con chalecos, entraron personas a mi casa, testigos, me esposaron, me sentí humillado frente a mi familia, que me vio esposado, y la gente que pasaba por ahí”, expresó acongojado Sadonio.

“Se llevaron la computadora de mi esposa y su teléfono, con los cuales ella trabaja, también la computadora de mi hijo que es ingeniero, en la cual tiene todos los programas cargados de la empresa en la que trabaja, la computadora de mi hija que es médica en la cual están las historias clínicas de sus pacientes, circunstancialmente estaba la novia de mi hijo y se llevaron su teléfono, algunos de los ahorros de la familia, me siento avasallado, vulnerado, porque todas las imputaciones”, relató.

“Si hubiesen investigado un poco más, sabrían que tengo una vida metódica, lunes, martes, jueves y viernes estoy en Ataliva, cuando me dijeron la fecha del hecho, estaba seguro de que no estuve en Santa Fe, vivo enfrente de una institución islraelita que tiene cámaras, si hubiesen investigado, seguro se habrían dado cuenta, y también hubiesen podido buscar en las cámaras de la terminal”, argumentó el bioquímico.

“Respecto de las llamadas que en teoría existían en la investigación, y que luego se perdieron, digo: hoy en día con los medios tecnológicos que hay ¿cómo se van perder? No existieron esas llamadas, todos los procedimiento estuvieron viciados de nulidad”, se preguntó el hombre imputado erróneamente.

“Llevo un registro manual de los pacientes, que después lo vuelco a la computadora y por esos datos puedo hacer autorizaciones, informes, debo agradecer a la comuna de Ataliva que puso una trafic en la que vinieron testigos que trajeron sus análisis con mi firma y cello”, relató.

“Espero que esto que me pasó, nunca más le pase a una persona inocente, porque no es sólo a esa persona, es a una familia”, indicó.

“No soy quién para decir si este sistema es bueno o malo, pero hicieron las cosas mal, me encerraron con pruebas insuficientes, han perdido tiempo y recursos del estado, han dado tiempo a una persona para que se evada, desprestigiaron la institución”, expresó.

“Hubo un pecado de soberbia, se dieron cuenta de que faltó investigación y pruebas, tengo 34 años de bioquímico, 32 de docente, 30 años de matrimonio, nunca tuve cuestiones con la Justicia, ni tuve multas de tránsito, se debe investigar mejor”, argumentó.

“Porqué sigo vinculado a la causa y porqué no nos devuelven los elementos que nos secuestraron”, se preguntó Sadonio

“Quiero que se borre toda mancha de mi apellido quiero el sobreseimiento”, finalizó.

Fuente: RDP

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