Internacionales

Con Biden se prevé un cambio de paradigma con Latinoamérica: más diplomacia y sin agresiones

La histórica buena relación del inminente presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con América Latina y el perfil de los funcionarios que eligió para los estratégicos Departamentos de Estado y de Seguridad Interior, responsable de las políticas migratorias, anticipan un cambio de estilo en la relación con la región, más respetuoso y diplomático, aunque tampoco será una vuelta de campana en los vínculos con Cuba y Venezuela.

Como vicepresidente del demócrata Barack Obama (2008-2016), el presidente electo visitó América Latina en 16 oportunidades, en especial a los países de Centroamérica, adonde se preocupó por la incidencia para su país de los temas de violencia, pobreza y corrupción.

Ninguno de estos ítems convocaron el interés del Gobierno de Donald Trump, más preocupado por imponer decisiones y amurallar los accesos a Estados Unidos que a buscar líneas de trabajo conjuntas para temas comunes con los países de la región.

Por el contrario, durante la campaña, Biden propuso aplicar 4.000 millones de dólares para solventar un plan destinado a mitigar la violencia, la pobreza y la corrupción de los países países latinoamericanos.

«Va a haber un cambio importante en tono, en estilo, en retórica, que va a ser mucho más decente y respetuoso que lo que hemos visto y escuchado en los últimos cuatro años. Biden volverá a los parámetros tradicionales en política exterior, muchos de los cuáles fueron rotos por Trump. No será exactamente igual a la política de Obama para la región, pero tendrá similitudes», dijo a Télam Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, el principal think tank que trabaja en Washington sobre las relaciones con Latinoamérica.

Shifter destacó que uno de los temas que tendrá peso en las relaciones con la región es el cambio climático, que no estuvo en la agenda de Trump y, si bien estaba presente en la carpeta del Gobierno de Obama, se ha potenciado en los últimos cuatro años.

«El cambio climático tiene más urgencia ahora y va a estar planteado en la agenda con todos los países de la región, que están enfrentando ese gran reto de distintas manera. Pero creo que durante el nuevo Gobierno podemos esperar una atención sobre este tema que no hemos visto antes. Lo mismo que sobre los temas democracia, derechos humanos y corrupción, que para Trump sólo fueron relevantes en los casos de Venezuela, Cuba y Nicaragua».

En ese sentido, Biden indicó en un comunicado el 23 de noviembre, ya como presidente electo, a pesar de Trump: «Necesito un equipo listo desde el primer día que me ayude a recuperar el lugar de Estados Unidos en la cabecera de la mesa, unir al mundo para enfrentar los mayores desafíos que tenemos y promover nuestra seguridad, prosperidad y valores.»

En ese equipo hay dos funcionarios claves para avizorar el cambio que impulsará Biden.

De mayor a menor, su secretario de Estado será Antony Blinken, un experto en política exterior que fue funcionario durante el Gobierno de Obama y considerado un promotor de alianzas multilaterales y de los organismos multilaterales, que fueron objeto permanente de los ataques de Trump, con consecuencias globales.

Pero, además, Biden designó en el Departamento de Seguridad Interior, que maneja el espinoso tema de las migraciones hacia Estados Unidos, a Alejandro Mayorkas, el primer latino en llegar a ese cargo.

Mayorkas emigró a Estados Unidos desde su Cuba natal en brazos de sus padres, que primero se radicaron en Miami y luego en Los Ángeles, donde se recibió de abogado.

Fue fiscal federal y durante la gestión de Obama fue jefe de Servicios de Ciudadanía e Inmigración y secretario adjunto de Seguridad Interior, desde donde impulsó el programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que otorgó permisos de trabajo y protección contra la deportación a más de 700.000 jóvenes que entraron sin documentos siendo niños.

«Está claro que la política de inmigración de Biden será muy diferente a la del presidente Trump», dijo William Galston, un experto en política doméstica de la Institución Brookings que asesoró al expresidente Bill Clinton.

«Ese nombramiento (de Mayorkas) tenía la intención de subrayar ese cambio», agregó en declaraciones a BBC Mundo que datan de fines de noviembre.

«Hay que esperar un trato mucho más humano con los migrantes. No vamos a ver imágenes de niños en jaulas, familias separadas y otras imágenes horrorosas que vimos durante estos años», dijo Shifter, a una semana de la asunción de Biden.

«Pero también Mayorkas va a ser muy consciente de que no puede haber una luz verde para que todo el mundo venga a Estados Unidos al mismo tiempo. Va a tener que controlar la frontera y evitar la crisis que hubo allí en 2013, cuando Biden era vicepresidente», agregó.

Respecto de Venezuela, el cambio de paradigma diplomático que supone la llegada de Biden al Salón Oval de la Casa Blanca, muda a otro tablero la relación bilateral. Trump actuó y sobreactuó la confrontación abierta con el gobierno de Nicolás Maduro con la mirada puesta en su frente electoral, sobre todo en Florida.

«Con Biden la relación con Venezuela no va a ser sobre la base de cálculos electorales», señaló Shifter, para quien el camino será la búsqueda de «una salida democrática negociada».

«Habrá esfuerzos por consultar con otros países de la región, de Europa y otras partes para encontrar una salida pragmática, no ideológica», agregó.

En Cuba, según el presidente del Diálogo Intermericano, «se puede retomar el acercamiento del Gobierno de Obama, pero como en Venezuela va a haber un enfoque muy importante sobre el tema humanitario».

«Los cubamos están sufriendo por su economía. Creo que una de las cosas que puede suceder en lo inmediato es que se levanten las restricciones en cuanto al envío de remesas de dinero y de viajes de cubanos-estadounidenses para ver a sus familias», agregó.

«En cuanto a iniciativas más sustantivas para Cuba, en el tema económico creo que habrá disposición del Gobierno de Biden, pero también el cubano tiene que estar dispuesto a dar algunos pasos de apertura económica y reformas políticas. Hay gente que participó del acercamiento de Obama que está un poco decepcionada porque esa apertura no fue aprovechada lo suficiente por el Gobierno cubano para avanzar. Creo que va a haber nuevas expectativas pero también exigencias de Estados Unidos en ese sentido», concluyó Shifter.

Fuente: Telam

Etiquetas